viernes, 18 de marzo de 2011

La diadema de Moñes


Según Wikipedia, pero ¿alguien nos podría dar mas información?¿Por que no está en Asturias?
La diadema de Moñes es una de las obras de orfebrería más importantes de la Asturias prerromana. Fue encontrada a mediados del siglo XIX en el pueblo de Moñes, situado en el concejo de Piloña (Asturias). Debido a los avatares sufridos por la pieza se la llegó a conocer con el nombre de diadema de Ribadeo, si bien hoy en día ha recuperado su denominación original. En la actualidad sus fragmentos se encuentran distribuidos entre el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y el Museo de Saint Germain-en-Laye (Francia).
En dicha pieza se observa una procesión de guerreros tricornes que avanzan a pie o a caballo por encima del agua. Las figuras humanas vienen acompañadas por aves acuáticas y peces que probablemente sean salmones de río. Algunas figuras, que tal vez sean divinidades cornudas, sostienen dos calderos, en clara analogía con el caldero de Gundestrup, en la que se puede observar a una divinidad introduciendo guerreros muertos en el caldero que, tras ser resucitados, salen de él.
La diadema de Moñes ha sido objeto de multitud de interpretaciones. Algunos autores consideran que se trata de una escena de sacrificio (Blázquez y García Bellido) o de un culto acuático (Jordá), si bien otros autores, como Marco Simón, opinan que se trata más bien del reflejo de las creencias célticas relacionadas con el Otro Mundo.
A este respecto es de resaltar la gran cantidad de reminiscencias de mitos célticos que presenta la diadema: La figura humana cornuda sosteniendo dos grandes calderos es muy similar a aquélla del caldero de Gundestrup en la que se puede observar a una divinidad introduciendo guerreros muertos en el caldero que posteriormente salen de él. En realidad, ambas escenas son reflejo del arquetipo céltico del caldero de la regeneración, que aparece en multitud de relatos tanto de la mitología irlandesa como de la galesa

martes, 15 de marzo de 2011

Desaparición del pueblo de Mengollo


Mengollo era un pueblecito de Quiros, desaparecido después de un trágico suceso lleno de suspense.
El fatídico suceso fue en Abril de 1854, los veintidós vecinos del pueblo festejaban parece ser una fiesta y todos murieron trágicamente, menos el cura y un pastor que no se encontraban en aquellos momentos en el lugar.
Fueron encontrados por el cura de Casares que describió de esta manera lo encontrado:
-“«Las pinas callejas del pueblo estaban pobladas de cadáveres. La puerta de la iglesia permanecía abierta y tres o cuatro vecinos, en estado de putrefacción, yacían dentro, abrazados a los santos. Y los niños de pecho que había en el lugar estaban también muertos, abrazados a sus madres, que estaban tiradas entre la nieve que aún había en Mengoyo». La escena era dantesca y trágica”
Parece ser que la causa pudo haber sido a consecuencia de una planta venenosa que crece entre la escanda,y esta estaba mal cribada, el bollo fue echo con este cereal, En la Semana Santa era de costumbre elaborar pan de dulce y un vecino lo hacía comunalmente para todo el pueblo se sirvió después a todos los vecinos y perecieron envenenados.
Durante muchos años, corrió la voz de que la causa fuera el envenenamiento del algua por una sacabera con la que se hizo el pan.
Lo unico cierto es que todavía en el día de hoy muchos son los enigmas sobre este acontecimiento, hasta el punto que se ha interesado por el suceso el programa de “Cuarto Milenio” ¡que cosas!

viernes, 11 de marzo de 2011

Arbol dormido que no muerto


Era invierno, la casa perdida en la montaña estaba fría, húmeda , necesitábamos leña, así que mi padre calzó sus madreñas y se marchó en busca de un árbol viejo y muerto, y lo cortó. Llegó la primavera y volvió al mismo lugar, vio con asombro que al tronco marchito de aquel árbol que él creía muerto le habían salido brotes nuevos.
Muy serio y con la mirada perdida hacia Tablao dijo: -”Estaba convencido de que el árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se rompían y se desplomaban como si no le quedara ni una pizca de vida. Pero veo que estaba equivocado, que no era lo que veía.
Ya en casa sentados en el banco de entrada a casa, me espetó muy serio: -”Nunca olvides lo que te voy a decir. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa cuando las cosas vayan mal. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés bajo de animos.Espera, ten paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá”.